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El Cielo consta de tres niveles: el Cielo de la Forma, relacionado con nuestra vida material de cada dia; el Cielo de la Creación, que exalta los asuntos y las relaciones humanas, y el modo en que la humanidad trata a sus hermanos los hombres; y el Cielo del Paraíso, que nos muestra cómo podemos participar como cocreadores del Universo junto con la Fuente. Cada nivel del Cielo tiene tres tipos de ángel.

El Cielo de la Forma contiene la protección y amor de los Arcángeles. Nuestros Ángeles Guardianes personales y los Príncipes Angélicos que rigen localidades geográficas específicas, también moran en este dominio.

El Cielo de la Creación contiene las energías tiernas y misericordiosas de Poderes, Virtudes y Dominaciones. Estos son los ángeles que afectan directamente la naturaleza espiritual de las relaciones humanas. Nos ayudan a aceptar en nuestras vidas la reconciliación y la misericordia, y nos ayudan a encontrar el perdón en nuestros corazones.

Serafines, Querubines y Tronos. Estos son los ángeles del amor, la sabiduría y la gloria.La jerarquía del Cielo es definida por el grado de amor y consciencia dentro de cada dominio. Igual que nosotros evolucionamos espiritualmente sobre el plano terrestre, también los ángeles evolucionan de un nivel a otro, expandiendo su conciencia y amor. Se allegan más cerca de la Fuente a través del amor y la caridad. Actuando como mensajeros de Dios, traen la luz universal del amor a la conciencia de todos los seres. Sirven a la Fuente ayudándonos a evolucionar como seres valiosos; criaturas de luz y amor.



Es el primero de los tres niveles del Cielo, y los ángeles de este dominio, los Arcángeles, Guardianes y Príncipes Angélicos, son los más próximos a la humanidad. Son nuestro contacto personal como transpersonal para traer orden y felicidad a nuestras vidas.


Su propósito es el de ayudarnos a comprender que la Divinidad se halla en cada uno de nosotros y en todo lo que nos rodea. Proporcionan el espíritu de amor y protección que es vital para la alimentación de nuestras almas en este plano terrenal.


Son mensajeros enviados por la Divinidad a los hombres. Ofrecen sustento e inspiración espirituales. Nos proporcionan revelación y nos suministran todas las herramientas necesarias para nuestro desarrollo espiritual.

Nos ofrecen la cualidad más elevada de ayuda y amor celestiales que podamos usar en nuestras vidas diarias. Se nos da su luz y fuerza para guiarnos de vuelta al poder de nuestro interior, a través del cual podemos convertirnos en cocreadores del universo junto con la Fuente. Son, en efecto, protectores de la humanidad y tienen funciones específicas que ayudan al espíritu colectivo y universal de la raza humana.

Debido a su capacidad de penetrar la sustancia material, los Arcángeles transforman la energía terrestre y nos recuerdan las limitaciones de nuestras pequeñas mentes. Nos muestran la realidad sin límites de la Divinidad. Cuando aceptamos su presencia, estamos invitanto a los milagros a que entren en nuestras vidas. A lo largo de las edades la gente se ha vuelto hacia los arcángeles en busca de socorro y apoyo.


Mientras que los Arcángeles reinan sobre toda la humanidad, los Ángeles Guardianes se unen a individuos. Son los Ángeles Guardianes quienes vigilan el crecimiento espiritual de los individuos a lo largo de sus vidas, y protegen y defienden sus almas. Cada ángel puede haber estado con un alma concreta durante muchas vidas, ayudando a ese indivíduo a reunir las lecciones de cada vida hasta que, finalmente, sabe que es uno con Dios. Ese conocimiento se donomina iluminación.

Nuestro Ángel Guardián bendice todo lo que hacemos para cuidar de nuestro bienestar espiritual.

Podría tratarse de una práctica espiritual exigente que nos dé paz o serenidad; podría ser algo tan simple como animarnos a ir a la plaza y jugar al disco volador. La diversión y el juego infantiles pueden ser tan satisfactorios para el alma como horas de meditación o de terapias de autoayuda. Podemos recurrir a estos Guardianes en busca de guía y ayuda siempre que estemos estancados o bloqueados en nuestra vida.

Nos aman y quieren incondicionalmente. Su ayuda está disponible en cualquier momento que nos abramos a aceptar su presencia Divina.


Los Príncipes Angélicos son los protectores, ayudantes y guías de las razas, naciones y ciudadades. De ellos se dice en la Biblia, que tenían una influencia fuerte y poderosa sobre el destino de grandes masas de gente. Representan el espíritu colectivo de diferentes tipos de humanidad y su presencia combinada equivale al espíritu de un lugar.

Los Príncipes Angélicos se relacionan directamente con cada uno de nosotros y con nuestra vidas. Se centran en los aspectos psicológicos del mundo tridimensional y pueden ayudarnos a comprender la esencia de nuestras situaciones.




Es el segundo nivel de los reinos celestiales. Podemos conectarnos con su energía altamente delicada para iluminar nuestras relaciones personales.

Los ángeles de este reino son conocidos por sus nombre específicos de Poderes, Virtudes y Dominaciones. Todos ellos nos ayudan a amarnos y a entendernos unos a otros.

Dentro de cada uno de nosotros se halla el corazón de un ángel. Si tan sólo le permitéramos a éste manifestarse a nuestro través, viviríamos todos felices. Los ángeles del Cielo de la Creación nos proporcionan las herramientas que necesitamos para hacer que nuestras relaciones funcionen. Están siempre tratando de mostrarnos medios saludables e integrales que nos permitan florecer como espíritus libres y creativos.

Es en las relaciones donde tenemos la oportunidad de conocernos a nosotros mismos. Nos ayudan a aceptar nuestras limitaciones, expandir nuestros horizontes y desarrollar nuestras fortalezas. Contienen dentro de ellos los espejos que concuerdan con nuestras almas. Nos ayudan a identificar nuestra propia valía, nuestra capacidad de amor, placer y humor. Nos instruyen sobre nuestra integridad o sobre nuestra connivencia con la gente.

Cuanto más abrimos nuestros corazones a las cualidades de la paz, la libertad y la reconciliación, mayores son nuestra viveza y nuestro gozo.


Son aquellos que específicamente nos ofrecen paz, armonía y serenidad. Su función celestial es la de proteger nuestras almas, que medran mejor en una atmósfera de tranquilidad y paz.

Cuando buscamos una vida pacífica, los ángeles nos ayudan a transformar en serenidad el tumulto emocional de nuestras vidas. Saben que somos felices y más sanos cuando buscamos la paz en nosotros mismos y en nuestro mundo.

Tenemos individuos creativos. Tienen absolutamente claro, no obstante, que es cosa de nuestro albedrío desear este modo de vida. Nunca se nos imponen, sino que permiten a nuestra libre elección florecer y brotar conforme evolucionamos desde la lucha y la supervivencia hasta convertirnos en humanos completos e integrados.

Cuando elegimos la paz, los Poderes nos ayudan a liberar de nuestras vidas cualquier cosa que sea conflictiva y dramática. Nos ayudan a encontrar modos pacíficos y delicados de que nuestras almas medren y prosperen de manera que, al final, podamos ser felices.


Las Virtudes nos enseñan el amor de la libertad y la santidad de la fe. Su función celestial es la de transformar nuestros pensamientos en materia. Son el eslabón esencial en el proceso que llamamos manifestación. Esto significa que lo que queremos y deseamos puede ser transformado en realidad material por nuestra firme intención de crearlo. A fin de que una cosa deseada se manifieste en nuestra existencia diaria, hemos de tener la fe de que nos es posible tener lo que queremos.

Cuando aceptamos que algo puede volverse una posibilidad real para nosotros, y nos desprendemos de la idea de ello y confiamos con todo nuestro corazón, entonces, si es para nuestro bien mas elevado y nuestro mas grande gozo, entrará en nuestras vidas.

Las Virtudes ayudan durante el proceso de manifestación por transformar nuestros sueños en realidad. Nos enseñan que somos libres de desear cualquier cosa que creamos que nos dará felicidad y placer. Ayudan a que nuestras vidas se desenvuelvan en las formas que nos gustaría. Nos recuerdan lo importante que es confiar en lo positivo y ser creativos en nuestro pensamiento.

Nos traen las lecciones de la libertad, la confianza y la fe. Es su guía a lo largo de los tiempos duros y difíciles lo que nos sostiene. Nos ayudan a valorar y querer estas cualidades, pues saben que algo que no las incorpore no es verdaderamente posible en términos de una manifestación real y duradera.



Las Dominaciones ofrecen a la humanidad la cualidad de la misericordia. Nos ayudan a reconciliar nuestro pasado y a encontrar el perdón en nuestros corazones. También nos traen el don de la sabiduría, capacitándonos para vivir en un estado de gracia. Nos ayudan a estar más plenamente en el presente, liberando la pesada energía de recriminaciones pasadas, que pueden pesar grandemente en nuestros espíritus y detener nuestra fuerza creativa.

Las Dominaciones son ángeles de gran luz y sensibilidad. Saben que a menudo, para la mayoría de nosotros, el perdón es una de las cosas más difíciles de pedirnos. Cuando ha habido un gran sufrimiento, a veces durante generaciones, el odio y el dolor están enraizados en nosotros. Estos espíritus divinos nos incitan delicadamente, una y otra vez, a soltar el yugo de nuestra negatividad.

Alivian amorosamente el peso de nuestro sufrimiento y hacen que nos sea posible abandonar el pasado y vivir más plenamente en el momento.




Llegamos al nivel del Cielo que se halla más próximo a la Presencia Divina. Es aquí donde someteremos a nuestro ego al amor incondicional de Diós y Sus ángeles. Nuestas almas hallan aquí su hogar, sintonizadas con la sabiduría y el amor Divinos. Es dentro de este reino donde vivimos desde la realidad de nuestros corazones, y que no hay separación entre nuestra voluntad y la voluntad de Dios.

El Cielo del Paraíso es el reino de la bienaventuranza y el gozo puro. Es donde la creación sucede sin esfuerzo, y donde nuestras experiencias humanas son armoniosas y completas. No existe aquí confusión o necesidad de supervivencia, pues el espíritu ha trascendido las disputas terrenas.

En el Cielo de la Forma los ángeles nos ofrecieron la ayuda que necesitábamos para manejar nuestas vidas en el plano físico. En ese primer nivel evitamos el desastre, superamos los peligros y renunciamos a la negatividad. Los Arcángeles nos mostraron el camino hacia la curacion y el sendero evolutivo hacia ser en totalidad. Nuestros Ángeles Guardianes nos guiaron a través de los ciclos de madurez y crecimiento.

Dirigimos entonces nuestras energías hacia nuestra relaciones, permitiendo a nuestros espíritus ser fortalecidos por medio de la purificación de nuestros pensamientos y actitudes, y soltando nuestros sentimientos bloqueados y negativos. Llegamos ahora a ese lugar dentro de las esferas celestiales en donde reinan el amor y la sabiduría, y donde somos delicada y tiernamente guiados a conectarnos con la Fuente que vive en nuestros interior. Cuanto más nos aproximamos a la Fuente, más nos percatamos de que no se halla separada de nosotros - somos, de hecho uno con ella.

Llegamos a experimentar la total Unidad de la Fuente en todas las cosas. No somos meramente testigos de la creación sino más bien una parte intrínseca de la gloria que expresa esa Unidad y Unicidad.

Es en este Cielo donde se materializan nuestros sueños, pues éste es el reino de los milagros. Aquí la creatividad está manifestando perpetuamente el poder y la gloria de la Divinidad. Los ángeles de este cielo nos ofrecen los mayores dones de amor y sabiduría. Cuando abrimos nuestros corazones nos vemos inundados por el gozo del amor de Diós por nosotros, y nos sintonizamos para ser cocreadores con la Fuente. A este nivel operamos conjuntamente con los ángeles.



Los Serafines están asociados con la esencia misma de la creación. Ellos, en su luz, son los creadores de los milagros. Transmiten la energía de Diós para crear la sustancia elemental de la cual es formada la vida, y que penetra todo el universo. Son conocidos como los Ángeles del milagro del amor. Nos ofrecen eternamente un amor incondicional. Alientan y apoyan nuestra evolución espiritual hasta el grado más elevado, hasta que somos uno con el espíritu creativo de la Fuente. Los Serafines ofrecen a quienes buscamos este bienaventurado estado de unidad con la Fuente, modos de refinar y sintonizar nuestras vibraciones con los niveles más elevados de conciencia. Pueden, por ejemplo, traernos el milagro de instructores o maestros especiales, tanto físicos como no físicos. Estos instructores son ellos mismos, seres que han entrado en contacto con la Luz y que, a traves de diversos medios de purificación, ha quemado la escoria de su negatividad, sometiéndose a la unidad de la vida.

Los Serafines nos recuerdan constantemente el milagro del amor, y de cómo somos renovados y transformados plenamente por esta portentosa energía. Nos ayudan a curar el dolor de toda separación y pérdida, a caer en la cuenta de que el amor es eterno y absolutamente indivisible.


Los Querubines guardan la entrada al Paraíso. Son los portadores de la sabiduría final de este universo. Ayudan a todos los que están asociados con la sabiduría, y ofrecen fuerza a todos los que están sintonizado con la palabra de Diós. Llenan el universo con la sabiduría de Diós. Cuando estamos sintonizados con la vibración de su amor experimentamos las profundidades de conocimiento de nuestro interior.

Éste es un reflejo claro y directo de la sabiduría que canalizan hacia nosotros, en su esperanza de que conoceremos a Diós y comprenderemos la magnitud del amor incondicional que vive dentro de nosotros.

Los Querubines nos ofrecen su consciencia, clara como el cristal, de la unidad de toda vida. Nos ofrecen la posibilidad de conocer los misterios de la vida a través de la transmutación del conocimiento en sabiduría. Son la pureza de espíritu encarnada en los chiquitines que se saben a salvo y profundamente amados.



Los Tronos son la forma angélica más próxima a la Fuente Divina misma. Existen más allá de la forma, y, sin embargo, su función angélica es la de transformar los pensamientos en materia. Existen al nivel del pensamiento puro y son los conductores de la vibración del amor de Diós hacia la forma material.

Actúan como los Ojos de Diós y asumen la forma de corrientes arremolinadas de luz coloreada. Transmiten el poder y la gloria de la Fuente a todo lo largo del unvierso, ofreciendo un constante rayo de luz que nos permita manifestar este amor en nuestras vidas. Cuando liberamos nuestras mentes y experimentamos abiertamente el momento, estamos viviendo la gloria y esplendor de la creación tal como se pretendía. Es entonces cuando los Tronos nos transportan a los reinos de la bienaventuranza.

El reino de los Tronos es el nivel más elevado al que pueden ascender los ángeles. Dan "alabanzas y gracias interminables" a la Fuente, sabiendo que este amor y misericordia perdurarán en la eternidad.